Los escritos, no sólo de Pedro, sino todos los que tenemos en la Biblia, tienen estas características:
1. Fueron escritos por testigos, no reporteros (v. 16). Fueron hombres que vivieron las experiencias que escribieron. Algunos, como el apóstol, lo hicieron en forma real andando al lado del Señor Jesús de quien escribió. Otros tuvieron sus experiencias por visiones o por ser transportados por Dios al momento o lugar de los hechos. Esto respalda la fidelidad de sus escritos.
2. Fueron escritos para transformar nuestras vidas (v. 19). No son relatos sueltos, ni hay detalles superfluos. El conjunto de 66 libros y cada uno en particular, así como cada hecho, pensamiento o discurso, tiene un objetivo instruccional definido por Dios para traer conocimiento a nuestras vidas.
3. Nada fue escrito sin el permiso expreso de Dios (v. 21); más que esto: no fue el hombre quien presentó su libro y pidió se le publicara; fue Dios quien impulsó a cada escritor a hacerlo. Los que hemos estado estudiando "La Buena Parte" a través de estos cuatro años hemos podido comprobar estas verdades.