Esta es la palabra clave del primer capítulo. La base de ella es la manifestación del Verbo de VIDA. El círculo de comunión es con el Padre, con su Hijo, y luego los unos con los otros. Tomemos nota de cuatro pasos de creciente intimidad (v. 1): oído, visto, contemplado y palpado. Demos estos cuatro pasos para que nuestro "gozo sea cumplido" (v. 4).
Para mantener la comunión debemos andar en LUZ y para hacer esto es necesario:
1. Separación voluntaria del pecado (v. 6).
2. Apropiación continua de la sangre (v. 7).
3. Confesión sincera de nuestros pecados (v. 9).
Dios es fiel a su promesa y justo para con su Hijo que murió por nuestros pecados. Cuando confesamos el pecado Dios hace dos cosas: perdona los pecados y limpia de toda maldad. Esto sugiere que no vamos a repetir el pecado que hemos confesado. Observemos lo que dice el hipócrita (v. 6), el engañado (v. 8) y el apóstata (v. 10). No seamos como ellos. Disfrutemos comunión con Dios y los suyos. Que sea esto la meta más importante de cada día de nuestra vida.