“Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.”
Veamos unas frases interesantes:
1. “¿Creéis que puedo...?” (v. 28Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.). La FE es indispensable; sin ella, Dios no actúa.
2. “Conforme a vuestra fe...” (v. 29Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.). La ORACIÓN es necesaria. Dios quiere ver hasta dónde puede llegar nuestra fe. A veces Dios no nos contesta porque espera que nuestra fe crezca y que le pidamos cosas mayores o mejores.
3. “Mirad que nadie lo sepa” (v. 30Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.). Dios no quiere que difunda su fama (contar qué es lo que puede hacer), Dios quiere que vean mi TESTIMONIO (mostrar lo que él ha hecho conmigo). No hay que interpretar mal este versículo. No lo uses como excusa para no testificar de tu Rey y Salvador.
La lección del texto la podemos resumir así:
Piensa cómo usamos la fe en nuestra vida diaria:
1. El campesino siembra su campo, porque tiene fe que la semilla va a nacer.
2. El albañil que pide material, tiene fe que le van a surtir lo que pidió.
3. La mamá le da a su hijo la medicina que recetó el doctor, porque tiene fe que le va a hacer bien.
Si usamos la fe para cosas como éstas, ¿por qué no la usamos cuando Dios nos habla? ¿Ejercitas tu fe cuando Dios te dice que eres pecador, que Cristo murió en tu lugar y que sólo con el poder de Dios puedes triunfar sobre el pecado?
Relaciona las dos columnas conforme a los milagros que hizo el Señor.
1. Curó a un leproso que estaba muerta
2. Sanó al criado del centurión que estaba inmóvil
3. Le quitó la fiebre a una mujer que estaba marginado
4. Libertó a unos endemoniados que eran gritando
5. Sanó a un paralítico que estaba atormentado
6. Resucitó a una niña que estaba feroces
7. Dio la vista a dos ciegos que estaban postrada
Todas estas historias nos hablan de lo que el pecado puede hacer con nosotros. De todo esto nos puede librar el Señor Jesús y darnos el poder suficiente para no caer otra vez en pecado. Pero necesitamos tener fe en el poder de Dios para que él opere el cambio en nosotros.