“Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.”
1. Abram fue el primero a quien Dios llamó a ser peregrino. Por esto le dijo: “Anda delante de mí”.
2. Como peregrino tuvo que dejar (12:1):
a) Tierra: Comodidades de la ciudad.
b) Parentela: Costumbres de la familia.
3. Al andar como peregrino, aprendió a usar:
a) Altar: Nueva Fe: Sacrificio
b) Tienda: Nueva Familia: Santidad
c) Pozo: Nueva Fuente: Satisfacción
4. Hacer esto, y hacerlo bien, fue lo que significó para Abram: “Ser perfecto”.
a) ¿Qué dejamos para seguir a Cristo?
b) ¿Qué hacemos porque somos de Cristo?
No es fácil ser peregrino, por esto cuando Dios le habló a Abram le enseñó muchas verdades y le dio muchas promesas.
Para hacerlo, usó una frase que después fue muy significativa para el hebreo (Éx. 3:14) y para nosotros (búscala en el Evangelio según San Juan).
1. “YO SOY tu escudo” (15:1). Sería Cuidado por él.
2. “YO SOY Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra” (15:7). Le señalaría el Camino que debería seguir.
3. “YO SOY el Dios Todopoderoso” (17:1). Debería tener Confianza, pues supliría todo lo necesario.
Abraham, éste fue el nuevo nombre que Dios le dio (17:5), hizo tres cosas más que debemos imitar:
1. Salir de Ur (v. 8; 2 Co. 6:17): Mi AYER
2. Habitar como extranjero (v. 9; 1 P. 2:11): Mi HOY
3. Esperar las promesas (v. 10; 1 Ts. 1:10): Mi MAÑANA
¿Haces tú estas tres cosas?