“Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré.”
Cuando llamaron a Rebeca, no le preguntaron:
a) ¿Te gusta este varón? Porque lo que agrada a los ojos no es suficiente para formar una relación que perdure toda la vida.
b) ¿Amas a este varón? Porque los sentimientos del alma, aunque necesarios, tampoco son suficientes.
En vez de esto, le preguntaron:
c) “¿Irás tú con este varón?” Esta fue la prueba para saber cuánto lo amaba, cuánto le agradaría y cuánto estaría dispuesta a entregar para poder vivir con él en armonía y para toda la vida.
Hoy, son pocos los matrimonios que duran toda la vida. Los más, después de un tiempo, dejan de ser felices. La separación o el divorcio son la alternativa.
La historia de hoy nos enseña qué hacer para que esto no sea así:
1. Orar a Dios. Abraham pidió que la esposa fuera de su pueblo y que no hiciera a su hijo olvidar que era peregrino. Debo pedirle a Dios que mi esposo/a sea de él y esté dispuesto/a a andar como él anduvo.
2. Esperar junto al pozo. El pozo es figura de la Biblia. Mi esposo/a debe tener por costumbre acudir a la Biblia para buscar lo que diariamente necesita. Yo también debo entonces orar y ser guiado por la Biblia.
3. Escuchar un compromiso. No es sólo preguntar: ¿Me amas? Y es más que: ¿Quieres casarte conmigo? Debo investigar si hay la voluntad de andar al lado de Dios y de servirle junto conmigo. Esto se logra orando juntos y observando el fruto de lo que se hace para Dios.
Hay otras parejas de las que podemos aprender lecciones. Relaciona las tres columnas:
Adán y Eva (1 P. 3:6) Servicio
Abraham y Sara (Hch. 18:26) Identificación
Aquila y Priscila (Gn. 2:23) Obediencia
Dios también nos hace una invitación similar: “Venid en pos de mí” (v. 19). Como respuesta debemos dejar:
a) Las redes. Los recursos que uso. Me llama a pescar hombres. Cambia el objetivo de mi vida.
b) La barca. El medio en donde vivo: un mar borrascoso. Ahora vivo en Cristo: la roca inconmovible.
c) Mis padres. Las malas costumbres que tenía (1 P. 1:18): Soy una nueva criatura, y ahora debo imitar a mi Padre celestial.