“Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?”
A todos nos gusta destacar. La competencia sana es buena, pero debemos competir legítimamente y esperar que los jueces decidan quién es el mejor.
En un partido de fútbol, los compañeros gritan, el público rechifla, el entrenador argumenta, pero sólo lo que dice el árbitro es lo que vale.
En la vida, muchos externan sus opiniones; unos nos critican, otros nos halagan, pero sólo lo que diga Dios, quien nos juzga según verdad, es lo que vale.
A veces, como en el caso de José, los hombres se dan cuenta de que Dios nos premia en todo lo que hacemos. ¡Qué bueno cuando esto acontece! Así podemos dar gloria a Dios como lo hizo José (41:16).
¿Estás de acuerdo con esta frase?
1. La vida de José, ¿demuestra que es verdad?
2. ¿Cuál de estas opciones escogió José?
a) Empujar hasta llegar a la primera fila.
b) Esperar a que Dios lo pusiera en primera fila.
1. Porque José aceptó el plan de Dios para su vida como lo mejor y puso todo su empeño en lo que hacía, destacó en estos tres puntos:
a) Interpretando sueños. ¿Cuántos interpretó?
b) Gobernando a Egipto. ¿Qué hizo?
c) Agradando a Dios. Tanto agradó a Dios que él lo usó como figura de Cristo, su Hijo amado, cuando vino a este mundo a vivir entre nosotros.
2. Estos son los detalles más sobresalientes de las historias de Cristo y de José:
a) Hijo amado de su Padre (37:3; Mt. 3:17).
b) Aborrecido de sus hermanos (37:8; Jn. 15:25).
c) Glorificado como Señor (41:41; Hch. 2:36).
3. También José dijo muchas frases similares a las que después diría el Señor Jesús:
a) “Heme aquí” (37:13; Heb. 10:7).
b) “Yo soy...” (45:3; Jn. 6:35, etc.).
c) “No os entristezcáis” (45:5; Jn. 14:1).
d) “... para daros vida” (45:7; Jn. 10:10).
e) “No os preocupéis” (45:20; Lc. 12:29).
Ya vimos que José, y en grado superior, el Señor Jesús, son un ejemplo para nosotros sobre cómo hemos de vivir en este mundo.
Pero un ejemplo, no es algo para admirar, es algo para imitar, y para que nos sirva de estímulo. Debemos pensar así: Si José lo hizo, también lo puedo hacer yo.