“Acuérdate bien de lo que hizo Jehová
tu Dios con Faraón y con todo Egipto”
(Deuteronomio 7:18no tengas temor de ellas; acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu Dios con Faraón y con todo Egipto).

NUESTRA memoria es un recurso importante que tenemos que saber utilizar para no pecar contra Dios. Su función principal es fortalecer nuestra fe, y esto se logra si grabamos en ella los hechos portentosos que Dios efectuó en el pasado, para que así no dudemos que puede ayudarnos en las circunstancias que hoy estamos viviendo.

Además de Faraón, los reyes Sehón y Og (Jos. 12:2,42Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón, y señoreaba desde Aroer, que está a la ribera del arroyo de Arnón, y desde en medio del valle, y la mitad de Galaad, hasta el arroyo de Jaboc, término de los hijos de Amón 4Y el territorio de Og rey de Basán, que había quedado de los refaítas, el cual habitaba en Astarot y en Edrei) habían sido vencidos. A la muerte de Josué, treinta y un reyes más habían sido derrotados (Jos. 12:24el rey de Tirsa, otro; treinta y un reyes por todos.). Esto debería servir para fortalecer la fe del pueblo de Israel cuando se dispersaran como tribus y familias por el territorio que Dios les había dado y se enfrentaran a pobladores diezmados y atemorizados que habían quedado para que las fieras no invadieran la tierra (Dt. 7:22Y Jehová tu Dios echará a estas naciones de delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas en seguida, para que las fieras del campo no se aumenten contra ti.).

Pero la historia nos narra que no pudieron (Jue. 1:19-36Ir a la Biblia en línea), y es que, a pesar de la advertencia (Dt. 7:17Si dijeres en tu corazón: Estas naciones son mucho más numerosas que yo; ¿cómo las podré exterminar? ), su memoria sólo les sirvió para comparar números: en sus primeras victorias eran un ejército de 601,730 (Nm. 26:51Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.) y hoy eran sólo los varones de una tribu o familia; tal vez pensaron en edad (antes, todos tenían entre 20 y 40 años), pues hoy tendrían hombres con más de 80 años. También se fijaron en armas y en su destreza al usarlas, y sucumbieron antes de comenzar la batalla.

No recordaron que Dios es el mismo. Él les dijo: “No desmayes delante de ellos, porque Jehová tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible” (Dt. 7:21No desmayes delante de ellos, porque Jehová tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible.). No se acordaron que Dios no tiene que usar armas convencionales y que les había prometido exterminarlos por otros medios diferentes a los de la guerra (Dt. 7:20También enviará Jehová tu Dios avispas sobre ellos, hasta que perezcan los que quedaren y los que se hubieren escondido de delante de ti.).

Por este fracaso, la razón por la cual quedaron los pueblos extranjeros fue otra (Jue. 2:3Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero.), y el curso de la historia se cambió.

“Acuérdate bien” (Dt. 7:18no tengas temor de ellas; acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu Dios con Faraón y con todo Egipto) es el consejo de Dios. Apliquémoslo al recordar las victorias de Dios en nuestra historia personal, que comienza desde el triunfo de Cristo sobre Satanás (Heb. 2:14,1514Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.). Comparada con esa batalla, las que nos tocan librar a nosotros son pequeñas, pero a pesar de esto, contamos con el mismo poder del Espíritu de Dios para lograr la victoria.

En las lecciones de este trimestre, veremos a personajes que sí se apoyaron en Dios y lograron grandes victorias. Nuestro deseo es que al aprender de su ejemplo seamos “más que vencedores” en Cristo Jesús nuestro Señor (Ro. 8:37Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.).

En los momentos de crisis, estas son las circunstancias que Dios puede usar para probar tu fe:

1. La Familia 2. Las Noticias 3. Las Diferencias 4. La Edad 5. Las Necesidades 6. Las Excusas 7. Los Pretextos 8. Las Ambiciones 9. La Recaída 10. La Comodidad 11. Los Ejemplos 12. Los Peligros

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INTRODUCCIÓN

¿QUÉ ES UNA CRISIS?

EN el título de nuestras lecciones usamos la palabra crisis. Es, pues, importante que entendamos bien esta palabra. Los periódicos hablan de crisis en la economía, cuando el dinero no alcanza; en la familia, cuando aumentan los divorcios y los hijos sin padre; en la naturaleza, cuando los recursos naturales se contaminan... Crisis, dice el diccionario, es el momento decisivo y peligroso en la evolución de las cosas.

Es un momento decisivo porque, a partir de él, se abren diversos caminos, y no tomar una decisión o hacer una decisión equivocada, llevará al fracaso.

Es un momento peligroso, porque de allí en adelante los recursos serán insuficientes y se necesitará de una acción extraordinaria que prevenga el desastre.

Dios tenía planeado dejar a las naciones extranjeras en la tierra que prometió a su pueblo para que no se multiplicaran la fieras del campo y destruyeran los sembradíos y los huertos, pero más importante, para probar la fe de los suyos.

Su fe sería probada cada vez que una tribu o una familia se dispusiera, con la ayuda y el permiso de Dios, a reclamar una aldea o una comarca, exterminando al enemigo y destruyendo sus dioses. Pero en los momentos de crisis la fe faltó, y no pudieron exterminar a los pueblos que quedaron. Entonces Dios dejó a los pueblos extranjeros para que aprendieran que el pueblo que sigue a otros dioses e imita las costumbres de los idólatras, de cierto fracasa; y nuevamente, en los momentos de crisis, eligieron mal.

¿Qué harás tú cuando Dios te envíe una crisis?

“El Sembrador”
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