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El Hijo del Hombre y los necios

TEXTO PARA MEMORIZAR Lucas 23:9

“Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió.”

INTRODUCCIÓN La ingratitud

La cruz de Cristo hace resaltar las características reales de cada individuo. Veamos algunos casos:

Herodes. El ateo y apóstata, que no cree en Dios y le menosprecia y escarnece (23:11Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato).

Pilato. El supersticioso y político, que quiere estar bien con todos y es incapaz de defender la verdad (23:24Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían).

Barrabás. El oportunista, que obtiene un beneficio sin merecerlo, sin reconocerlo y sin agradecerlo (23:18Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!).

Simón de Cirene. El bendecido, que, se piensa, llegó a ser discípulo de Cristo (23:26Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús; Mr. 15:21Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz; Hch. 13:1Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo; Ro. 16:13Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía.).

Los dos ladrones. El rebelde, que no quiere aceptar la verdad, y el redimido, que acepta su culpa y recibe bendición (23:39-4339Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. 40Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. 42Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.).

Pero lo que más se destaca es la ingratitud de tantos del pueblo que habían recibido bendiciones del Señor Jesús y sólo exclaman:“¡Fuera!”,“¡Crucifícale!” (23:18,2118Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! 21pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale!).

Cuida tu corazón para que no nazca en él la ingratitud. Ella causa más dolor que los clavos, las espinas o la lanza.

LECCIÓN Avivar la fe

Cuando no hay fe, es imposible ver la verdad que Dios busca revelarnos. Al no entender lo que Dios desea decirnos, aparecen las reacciones como indiferencia, ingratitud, rebeldía y muchas más, que comienzan a endurecer el corazón a tal grado que se vuelve como de piedra.

Llegar a esta condición es muy peligroso, porque Dios puede decidir no dirigir ni una palabra más al que ha llegado a tal extremo.

El punto a cuidar es: ¿Qué sentimos después de rodear la cruz? Porque no usaron de su fe, los de la multitud sólo vieron un “espectáculo”, y cuando éste terminó, se retiraron “golpeándose el pecho” (23:48Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho).

El día domingo, ¿te reúnes a partir el pan y tomar la copa “en memoria” del Señor (1 Co. 11:24,2524y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 25Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.)? Al salir, ¿qué es lo que piensas?, ¿qué es lo que sientes?, ¿quedas motivado a servir, o sólo conmovido?

Usa los ojos de la fe para que veas con mayor claridad y profundidad lo que Dios desea manifestarte.

Haced esto...

PENSAMIENTO Hebreos 10:22acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura

Para acercarnos a Dios, necesitamos un corazón sincero y puro, un cuerpo limpio de contaminación (costumbres del mundo), pero sobre todo, “plena certidumbre de fe”. Sin esto, aunque Dios esté cerca de mí, no lo podré ver, ni tendré dónde recibir lo que él me puede dar: será como si estuviera muy lejos.

“El Sembrador”
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