Hasta ahora toda oposición había nacido de los judíos. Hoy leemos de la reacción de un platero que veía disminuida su ganancia porque muchos habían dejado la idolatría para seguir al Dios verdadero. Esta es la primera confrontación entre el poder del Espíritu Santo y las fuerzas del paganismo impulsadas por Satanás.
Es sorprendente notar que la pugna es aplacada por la intervención de un gentil quien, habremos de suponer, era también pagano (v. 35Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter?). Aquí también sobresale cómo Dios usa las leyes de las naciones para proteger a sus hijos. Comparando las dos situaciones observamos que cuando los judíos arman el alboroto, Pablo se levanta y defiende su fe, aclarando que el Cristo que él predicaba era el anunciado por los profetas y que, si lo rechazaban, sólo les quedaba la condenación de Dios. En cambio, cuando el alboroto era originado por paganos no le es permitido hablar.
No podemos generalizar, pero es importante recordar esto cuando gente que no conoce la Biblia quiere argumentar con nosotros la base de nuestra fe. No usemos la Palabra contra éstos que sólo la pisotearán. Recordemos Mateo 7:6No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen..