NOVIEMBRE 17

Ezequiel 47:1-12Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

SÓLO NADANDO

El río de aguas nos habla de las bendiciones de Dios. Notemos que, entre más nos adentramos en ellas, más nos cubren éstas.

Primero los pies: las bendiciones de Dios en nuestro andar cerca de él; luego hasta las rodillas: la comunión con Dios y la bendición de su amistad en los momentos de adoración; luego hasta los lomos: las bendiciones del que sirve, velando en oración con los lomos ceñidos; finalmente viene el nadar: el punto cumbre de la experiencia del que cree en Dios, quien habiendo dejado todo contacto con lo terrenal se lanza a confiar sólo en las promesas de Dios y encuentra, como el que nada, que el agua (las bendiciones de Dios) lo sostiene y le permite llegar a la orilla opuesta.

Esto de lanzarse, cual el aguilucho, que lo hace desde el nido en su primer vuelo, es una ilustración elocuente de lo que es confiar totalmente en Dios y en la fidelidad de sus promesas. Las aguas eran bendición a la ribera, haciendo crecer toda clase de ricos frutos que eran la vida para todo el que nadara en ellas.

¿Cómo es nuestra confianza en Dios?

Lancémonos a lo profundo para que aprendamos lo que de veras es vivir.

“El Sembrador”
La Semilla es la Palabra de Dios
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