En todo el capítulo está presente la figura de la semilla y la siembra. Echar “pan sobre las aguas” habla de sembrar en un terreno bien irrigado. También se nos enseña a sembrar en forma abundante, a sembrar sin pesimismo en lo que se refiere a viento y nubes.
Todo esto tiene aplicación a la siembra de la semilla espiritual. Debemos sembrar en todo tiempo: mañana y tarde. Es maravilloso disfrutar la vida (v. 7Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol), pero hay una mosca en el ungüento para el hombre natural: “Todo cuanto viene es vanidad” (v. 8pero aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad.).
El capítulo concluye con un consejo para el joven: Alégrate, diviértete, haz todo lo que desea tu corazón (pero aquí está la mosca en el ungüento) “sobre todas estas cosas te juzgará Dios” (v. 9Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.).
Es una ley de la naturaleza que “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gá. 6:7No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.). Esta ley rige en la naturaleza, en la historia de las naciones y en la vida personal de cada ser humano. Oseas dijo de Israel: “Sembraron viento, y torbellino segarán” (Os. 8:7Porque sembraron viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la hiciere, extraños la comerán.).