Muchas son las facetas de la vida de David. Lo hemos visto como pastor de las ovejas de su padre, como músico en la corte real, como guerrero y jefe de mil, como príncipe, como yerno del rey sentado a la mesa real, y ahora, antes de verlo como rey, lo veremos como fugitivo.
Sus necesidades primarias en esta etapa de su vida fueron: pan y espada, y ambas fueron suplidas en forma sorprendente. El pan, incidente comentado por el Señor Jesús, fue el pan que había sido retirado “de la presencia de Jehová” (v. 6Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová, para poner panes calientes el día que aquéllos fueron quitados.) y la espada, fue la que él mismo usó para degollar a Goliat.
UNA LECCIÓN. Nosotros también somos peregrinos en constante persecución por Satanás y necesitamos pan y espada. Esto nos habla de Cristo y su Palabra; teniendo a Cristo, escuchándole y obedeciéndole, tendremos fortaleza, y sabiendo usar su Palabra, tendremos la defensa adecuada contra todo ataque del enemigo. Pensando que la espada es la que mató a Goliat, nosotros también debemos usar la Biblia pensando que con la Palabra de Dios ya ha sido vencido el enemigo. ¡Fortalezcámonos en nuestro peregrinar!