Marzo 15

Marcos 7:1-23Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

LA LEY Y LAS TRADICIONES

Para discernir entre lo bueno y lo malo Dios dio sus leyes al hombre como una medida justa que no se deforma ni por el tiempo ni por las circunstancias.

Los fariseos, buscando interpretar esta ley, dictaron las tradiciones que hoy leímos, enseñando que, si las guardaban, se mantendrían limpios delante de Dios. Pero, ¿cómo mantener limpio el exterior cuando el corazón hierve de inmundicia?

La ley debería haber señalado el pecado y enseñado que el corazón es la fuente de todo mal (v. 21Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,). Así, el hombre levantaría los ojos a Dios pidiendo clemencia. Si no hubieran invalidado la ley (v. 13invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.), ésta los hubiera llevado a Cristo (Gá. 3:24De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.), el único que puede transformar el corazón.

La situación es actual: religiones y filosofías envuelven en un manto de confusión la claridad del mensaje de la cruz. “El reino de Dios no es comida ni bebida (acciones y cosas que entran al cuerpo), sino justicia, paz y gozo (dádivas que rebosan en nuestros corazones y modifican la motivación de nuestras acciones)” (Ro. 14:17porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.).

“El Sembrador”
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