Los oficiales del pueblo preguntan al Señor sobre su autoridad para actuar y, pudiendo contestarles, no lo hace. ¿Por qué? No le creerían. Para demostrarlo les hace una pregunta. Su respuesta (v. 7Y respondieron que no sabían de dónde fuese) no denota ignorancia sino conveniencia. ¿Nos pasa lo mismo? No queremos investigar la verdad porque sabemos que la verdad no es lo que queremos.
Por esto la piedra, que es Cristo, a unos desmenuza y a otros quebranta (v. 18Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará). Los primeros son aquellos que no quieren enfrentarse con la realidad y siguen sin aceptar lo que Dios dice acerca de ellos. Los segundos, aceptan lo que Dios dice y caen quebrantados al pie de la cruz, pidiendo a Dios que en su gracia tenga misericordia de ellos.
Este es el fruto de arrepentimiento que predicaba Juan el Bautista y que el dueño de la viña esperaba de sus siervos. ¿Lo ha dado Ud.? Si reconoce la autoridad con que Cristo dice: Vé a trabajar en mi viña, ¿es usted capaz de desobedecerle?