Tenemos aquí muchas recomendaciones para nosotros:
1. No gastar nuestras energías en batallas infructuosas (v. 11Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma). Contra la carne hay que huir (2 Ti. 2:22Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.). Batallar contra los deseos de la carne sólo nos debilita y ningún provecho nos deja.
2. Someternos a instituciones humanas (v. 13Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior). Dios puso a estas autoridades; él sabe qué es lo que ellas nos piden; perder nuestro tiempo alegando derechos humanos, es tiempo malgastado que, como peregrinos, no tenemos.
3. Mostrar responsabilidad y respeto en nuestro trabajo. Por si hay dudas, afirma: no sólo a los buenos, sino aun a los "difíciles de soportar" (v. 18Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar.).
Finalmente, nos lleva a Cristo. En él tenemos ejemplo (v. 21Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas), él es el Pastor (el que vela por nuestras necesidades) y Obispo (el que ve hacia el horizonte y nos guarda de nuestros enemigos) y lo es a favor de nuestras almas. Meditemos en estas palabras: "Para esto fuisteis llamados" (v. 21Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas).