DICIEMBRE 3

Gálatas 1:1-24Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

“AGRADÓ A DIOS...”

“Agradó a Dios... revelar a su Hijo en mí” (v. 15,1615Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre), es una confesión muy profunda del apóstol. Había sido llamado a predicar el “evangelio de Cristo”, pero Dios no se limitaría a una visión externa (la del camino a Damasco, por ejemplo): pedía que su siervo tuviera una experiencia interna. Dijo: Revelar “EN MÍ” no a mí.

Esta revelación vino del estudio de la palabra de Dios y de horas de comunión en el desierto de Arabia (v. 17ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco); de esfuerzos en su Nombre en Siria y Cilicia (v. 21Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia). Nótese que mucho de esto se hizo sin ser conocido (v. 22y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo). Al menos 14 años pasaron entre la visión de Damasco y su llamado como misionero (2:1,21Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. 2Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles.). ¡Grande lección, el día de hoy, a los que piensan que han de ser reconocidos como predicadores pocos días después de convertidos!

No confundamos el ser testigos de la resurrección de Cristo (Hch. 1:8Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.), que se debe hacer inmediatamente después de ser salvo (Hch. 9:20En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios), con el ser predicador entre su pueblo; para lo segundo se necesitan años de experiencia “en Cristo”. El sello del predicador es que ha sido: nombrado (v. 1Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos)), instruido (v. 12pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo) y guiado por Cristo (2:2Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles.).

“El Sembrador”
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