Sembrar la palabra con la visión de que nazca una iglesia, es una misión que Dios aun encomienda hoy a sus siervos. ¿Cuáles son los compromisos de este siervo?
1. Hablar de tal manera que crean en Cristo (v. 1Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos.). Cuando un mensaje no obtiene respuesta, ¿culpamos al público? El “de tal manera” del versículo uno implica fe, conocimiento del público, poder del Espíritu, etc. Oremos más por los predicadores.
2. Hacer muchos discípulos (v. 2121Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía). Lo importante no es cuántos levantaron la mano al fin de una predicación, sino cuántos aprenden a andar en el camino de Cristo. Debemos instruir, adiestrar e impulsar al que ha creído. La meta no es llenar bancas con creyentes, sino llenar la ciudad con el evangelio.
3. Constituir ancianos (v. 23Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.). Esta tarea se vio facilitada porque no estaban escogiendo entre oidores sino entre hacedores: los discípulos que estaban activos en la obra.
4. Referir lo que había hecho Dios (v. 27Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles.). Relatar los incidentes del viaje llama la atención, pero presentar la obra de Dios motiva a la adoración. ¡Hagamos siempre lo segundo!
5. Renovar sus fuerzas. “Se quedaron allí mucho tiempo” (v. 28Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.). Los nuevos creyentes necesitaban el ministerio de Pablo y Bernabé y ellos las oraciones de aquéllos. El descanso es provechoso para ambos.