Hoy terminamos de leer los oráculos de Dios contra Egipto y cabe señalar dos cosas más de interés:
1. “Entristeceré el corazón de muchos pueblos” (v. 9Y entristeceré el corazón de muchos pueblos, cuando lleve al cautiverio a los tuyos entre las naciones, por las tierras que no conociste. ).
No se refiere únicamente a esa época. La egiptología es una ciencia que tiene fuerza el día de hoy. Muchos hombres de ciencia han estudiado las ruinas de Egipto y han llorado su gran pérdida. Sus murales y sus diseños arquitectónicos son testigos mudos de la profundidad de sus conocimientos. ¡Cuánto darían los hombres de hoy por tener en sus manos la ciencia y tecnología de los constructores de las pirámides!
2. “Sabrán que yo soy Jehová” (v. 15Cuando asuele la tierra de Egipto, y la tierra quede despojada de todo cuanto en ella hay, cuando mate a todos los que en ella moran, sabrán que yo soy Jehová.).
Dentro del estudio de la arqueología egipcia hay mucho que marca una cercanía al conocimiento de los planes divinos, derivada fundamentalmente del estudio de los astros que en sí encierran las señales “para las estaciones” (Gn. 1:14Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años). Dios no podía permitir el avance de esta ciencia y dejó que el polvo del tiempo empañara sus descubrimientos. ¿La razón? Para que reconocieran que Jehová es Dios.