Hemos marcado ya (Feb. 22LA LUZ Y LA VOZ;
(Juan 1:1-28)) la humildad de Juan: nunca tomó una posición que no le correspondía (vs. 28,3028Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.
30Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.). También señalamos su personalidad: frente a Cristo, tomaba la postura de no ser “digno de desatar la correa del calzado” (1:27Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.), pero frente a sus semejantes no se acobardaba. Añadamos otra faceta de su carácter: Su postura no era de conformismo, sino de gratitud, por la suerte que le había tocado: el ser “amigo del esposo” (v. 29El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.).
No exageremos la interpretación dispensacional del versículo 29El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.. Entendámoslo así: Juan el Bautista, al saber que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, de seguro hubiera querido seguirlo e identificarse como su discípulo, mas el Espíritu le indica que su ministerio es ser la voz que anuncia la llegada del esposo. No puede andar a su lado (ser la esposa) y ser su pregonero (el amigo que prepara todo para su llegada). Así se explica:
1. Por qué andan más con Jesús que con él (v. 26Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. 27Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.).
2. Por que él no se une a los discípulos de Jesús (v. 28Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.).
Nosotros sí podemos ser de la esposa del Cordero. ¿Lo es usted?