LOT había hecho su elección y ésta había salido mal. ¿Qué hacemos nosotros cuando vemos a un hermano que sufre la disciplina de Dios? ¿Acudimos en su ayuda, o decimos: Se lo merece? Debemos salir en su ayuda, pero aprendamos tres lecciones:
1. No es sólo rescatar al hermano. Nuestra misión debe ser la de combatir y destruir al enemigo (14:15,1615Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco. 16Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.).
2. No debemos recibir de mano de hombres lo que debemos buscar sólo de la mano de Dios (14:22,2322Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram).
3. En nuestra lucha contra el pecado tal vez necesitemos de sociedades humanas que también luchan contra la enfermedad y el vicio. Aprendamos a ser corteses con ellas y compartir lo que tenemos (14:24excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte.).
También hay otras lecciones hermosas: Cuando actuamos a la imagen de Dios (el Buen Pastor que busca su oveja) recibimos la bendición de íntima comunión con él (14:18-2018Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.). Nuestro sacerdote, que es de la orden de Melquisedec (Heb. 7:21 21porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.), después de una semana de servicio, nos invita a su fiesta, pone frente a nosotros pan y vino y nos da la oportunidad de darle de nuestros bienes (1 Co. 11:23-2623Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 25Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. 26Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.; 16:2Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.).