Con la lectura de hoy terminamos la parte que relata el ministerio público de Cristo. Lo que sigue sólo nos hablará del Señor y sus discípulos.
Para terminar sus reflexiones sobre el ministerio del Señor, el evangelista vuelve a hablar de la incredulidad frente a tanta señal y manifestaciones que corroboraban la verdad que Jesús es el Hijo de Dios. La multitud había visto las señales (v. 37Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él); había escuchado las palabras del Señor Jesús (v. 48El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.), y también la voz de Dios del cielo (v. 28Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.); pero cerraba sus ojos para no ver la luz y ser guiada a la verdad. Este cuadro de incredulidad había sido profetizado por Isaías (v. 38para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?): el pueblo tenía ojos que no veían, corazón que no entendía y voluntad que no se convertía.
Pero el evangelista no desea terminar con un cuadro tan negro y añade que “muchos creyeron en él”, aunque aclara que “no lo confesaban” (v. 42Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.). La razón es triste (v. 43Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.), pero muy común en nuestros días. ¡Cuántos hay que creen, pero no confiesan a Cristo por medio del bautismo!
Otro cuadro diferente es el del Hijo del Hombre levantado (v. 32Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.). Nos habla de la época de la gracia en que hoy vivimos cuando muchos hemos sido reunidos por Cristo en un pueblo (1 P. 2:9,109Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.).